Fotografía: Bernardo Caamal Itzá.

Afectan a la producción de jícama en Maxcanú.

  • De un total de 200 productores, ahora sólo quedan unos 150, resaltó Candelario Collí Sansores, asesor comunitario del Programa de Manejo de Riesgos del Sureste del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PMR-PNUD).
  • Experiencias de desarrollo local que detonan las capacidades locales que fomentan la creación de empleos y la cohesión social de quienes participan.
  • La Jícama se le recomienda a las personas que quieren bajar de peso o los que tienen diabetes.

Irregularidades del clima como la sequía o las constantes lluvias como los registrados en este año y sin contar con los efectos directos como la falta de un mercado seguro, han propiciado que en los últimos años descienda el numero de productores de jícama de Maxcanú, resaltaron quienes están dedicados a este cultivo.

El padrón de productores de Jícama en este municipio, señala que existe por lo menos 200 productores y ahora sólo quedan unos 150, y esto se debe a que en años anteriores, aparte de los efectos directos del clima que bajó la producción, los animales silvestres, como el Pizot al no tener alimentos, entraron en manadas en los plantíos de Jícama, escarbaron y destrozaron para de la cosecha.

Por otra parte en este año, la producción descendió notablemente debido a que muchos plantíos fueron afectadas por las inundaciones, debido a las intensas lluvias registradas en los últimos 4 meses, tal como las registradas a mediados del mes de septiembre en la unidad Vicente Guerrero, el cual mermo la posibilidad de obtener una buena cosecha y el ingreso de quienes viven de esta actividad, afirmó Candelario Collí Sansores, asesor comunitario del Programa de Manejo de Riesgos del Sureste del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PMR-PNUD).

“Ahora hay que cuidar y valorar aunque ha sido poca la cosecha que nos regaló la tierra para sobrevivir” indicó Juan Alberto Moo Chí.

-El poco ingreso que obtendremos, los tenemos que complementar con otras actividades durante este año que inicia, sino, cómo mantendremos a nuestras familias, agregó.

Aunque muchos cultivan la Jícama para obtener su raíz o las semillas para vender, hay otros productores le aprovechan sus hojas para alimentar a sus ganados.

En la región existe vasta experiencia en cuanto al cultivo de la Jícama, pero en general, quienes trabajan en esta actividad no usan muchos insumos químicos.

– Entonces los resultados de este esfuerzo es triple, porque genera fuentes empleos en cuanto a la práctica del deshierbe que se realiza en todo el ciclo de cultivo; no dañan los suelos y los productos que se obtienen son orgánicos, lo cual aunque el consumidor no reconoce al pagar un poco mas por el producto, lo que le imprime una característica especial al producto, detallan los productores.

Indicaron que una forma de reducir las malezas, como los zacates “sembramos algo de maíz dentro de los cultivos de la Jícama y, cuando termina la cosecha, dejamos descansar el terreno y en ocasiones sembramos frijol, de esa forma rotamos el cultivo y le damos nitrógeno a los suelos cultivados”, coincidieron.

Sin embargo, en estos últimos años, cultivar la Jícama ha sido difícil -abundaron los productores-, por ejemplo, las siembras dependen de las lluvias y si esta última presenta cambios en cuanto a su presencia, termina por afectar la fecha de siembra.

En décadas pasadas al estar más estable el clima traía consigo esperanzas para producir y obtener la cosecha, y en ese tiempo, las siembras se hacían el 3 de mayo. En cambio, ahora el productor debe estar pendientes de las primeras lluvias para cultivar la tierra, los efectos del clima para el cultivo, es clara, cada vez se torna más difícil, porque requiere de mucha inversión por el manejo del cultivo que incluye el deshierbe y un manejo muy puntual durante todo el ciclo de cultivo.

En cuanto a su comercialización, señalaron que algunos llevan sus productos al mercado, a las orilla de las carreteras o venderlos en las colonias de la ciudad de Mérida, pero la falta de mercado para desplazar la producción los hace presa segura de los coyotes, porque este no solo les regatea el precio de sus productos, al final es él quien se queda con las ganancias.

Moo Chí, al compartirnos su experiencia en cuanto al cultivo de la Jícama, afirmó que desde su niñez aprendió el cultivo a lado de su padre.

“El amor por cultivar la tierra se lo debo a él y sembrar la Jícama, es uno de los legados que me dejo la familia, ya que mis bisabuelos hacían esta actividad desde hace más de 80 años” Collí Sansores, subrayó “amar a la tierra, significa entonces conocerla a través de los padres, adaptarse a los cambios del clima y a sus cultivos, a su manejo y a la comercialización; por otro deja claro que a pesar de la falta de incentivos a los pequeños productores, en sí muestra como el cultivo de la Jícama, generan empleos y esperanza en esta región maya”.

“No son proyectos donde se requiera mucha infraestructura y mucha inversión, pero son ejemplos de aquellos proyectos familiares que evitan en la emigración de quienes lo integran, fomentan la cohesión social y a la par, la transmisión de valores y experiencias que permiten la construcción de un futuro más promisorio de quienes participan”, indicó Collí Sansores del PMR-PNUD.

La Jícama posee una gran cantidad de agua y la jícama ayuda a tu digestión para poder adelgazar; instituciones de salud recomienda a las personas que padecen de diabetes debido a bajo contenido en carbohidratos y alto en fibra, además que cuenta con un alto contenido de vitamina C para proteger el sistema inmunológico.